Tejiendo historias en el corazón del Impenetrable...
La vida es tejer sueños, bordar historias, aprender puntadas, cambiar de aguja e hilo, desatar nudos, ajustar la tensión, avanzar en la labor, deshacer errores, y lo más importante... volver a empezar!!!

Es oportuno y pertinente comenzar el escrito con esta frase. Es una forma de presentar a estas mujeres, ¡Emprendedoras por Naturaleza!, sencillas, trabajadoras, atentas, solidarias, de gran corazón... y podría seguir con muchas palabras más que definan la persona de cada una de ellas... ¡Las Tejedoras del Impenetrable Chaqueño! Sus nombres :Veda, Belén, Adela, Olga, Nilda, Elodia y María.
Voy a relatar parte de la historia de Veda Palavecino, a quien tuve el privilegio de conocer y tener algunos encuentros y charlas.
Ella nació en Nueva Población, hija de Don Segundo Palavecino y Elsa Mendez. Allí creció con sus ocho hermanos. Hace veintiocho años que vive en el Paraje Don Abraham, en donde formó su familia con su esposo Rubén Ibañez y sus hijos Melina, Sebastián y Agustín.
Hace tres años que es Emprendedora por Naturaleza junto al grupo de mujeres mencionadas. Fue en aquellos tiempos en que la Fundación Rewilding, a través de Guadalupe Molinaro, las invitaron a un curso de hilado y teñido en Paraje La Armonía. Se “... engancharon...” de tal manera que hasta hoy no han parado de tejer. Cuenta que ella sabía porque su mamá le había enseñado, pero sólo para el apero (lo que utilizaban para ensillar el caballo). Y ahí fue cuando comenzó a contar el proceso que llevaba a cabo para, por ejemplo, hacer un tapiz...


“...Se esquila la oveja cuando la lana está bien topada, es decir, bien unida para que no se corte. Primeramente se pre lava la lana, luego se lava con detergente o jabón blanco para sacarle la grasitud y quede bien limpia. Se seca. Se sacude, poniéndose una tela sobre el regazo. Luego se hace la tiza, abriendo bien la lana para formar un hilo grueso.


Viene el hilado y la confección de la madeja.


Se tiñe y luego se hace el ovillo, para pasar al telar o bastidor. Para teñir, antes solo se usaba el palo coca. Hoy se trabajan varios tintes naturales, como por ejemplo, el del chañar del que sale un marrón oscuro; el de la resina de la corteza del algarrobo que al ponerla en remojo, dependiendo de la cantidad ,se obtiene un marrón oscuro o claro; del ancoche con cabra yuyo un amarillo; del duraznillo negro un azul; de la cáscara de cebolla un marrón claro; de la corteza de eucalipto un beige ; de la corteza del lecherón un marrón...

Hay cortezas que se tienen en remojo hasta casi dos días y después se ponen a hervir hasta ver el color que larga . Luego se cuela. Después se mojan las madejas en el tinte y se ponen a hervir, algunas se les pone alumbre para que fije el color, especialmente las que se realizan con yuyo...”


Veda rescata el valor de teñir naturalmente, le apasionan los tonos que se logran, salen del monte en que vive, no le cuesta dinero...
Algunos tintes naturales...



Luego continúa el proceso de secado, que también lleva su tiempo. Finalmente se pasa al tejido.
Y aquí entonces, presento a Belén , quien tuvo la generosidad de mostrarnos su telar y su labor.


También se puede observar en las casas de las tejedoras lo que se denomina, el telar plantado. El telar es una máquina para tejer en la que se colocan los hilos paralelos, denominados urdimbres, que deben sujetarse por ambos extremos. Mediante un mecanismo, estos hilos son elevados individualmente o en grupos, formando una abertura denominada calada, a través de la cual pasa la trama . Los telares artesanales se clasifican en tres grandes familias: bastidores, verticales y horizontales.
En la foto se observa a Guadalupe y Fernanda, quienes trabajan para la Fundación Rewilding (Comunidades) en el telar de Adela.
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El trabajo de estos tapices, tejidos, alfombras, ponen en valor el monte , la naturaleza que las rodea... Y genera también, el pensar en las infinitas historias que se van tramando ente lana y lana, historias que pasarán de generación en generación , de mano en mano, de corazón a corazón.